¿Quién causa tanta Alegría?
Preparación para las festividades Marianas
Con guitarras, panderetas, matracas y un grito de ¿Quién causa tanta Alegría?, es la cultura, costumbre y tradición de cientos de feligreses nicaragüenses que reflejan ante la celebración de la inmaculada concepción de María.
Ésta popular costumbre se realiza por devoción o por agradecimiento a milagros que las personas atribuyen a la Virgen María. Tal es el caso de Doña Blanca Miranda, quien es una de las promesantes, que a finales de Noviembre empieza su preparación para las festividades Marianas.
Ella con ayuda monetaria de sus hijas, recorre todo el mercado Oriental en busca de los tradicionales vasos, platos, panas, baldes con imagen de la Virgen María y las exquisitas cajetas acompañadas de gofios y caramelos para cuando llegue el gran día.
“Cada siete de Diciembre celebro a la Virgen María por una promesa que le hice. Hace más 30 años para el tiempo de la guerra, mi hijo se fugó de cumplir ante el Ejército Nacional y tuvo que emigrar a Costa Rica. Yo no sabía nada de él, no me llamaba, ni nada, entonces desesperadamente le pedí a la madre de Dios volver a ver a mi hijo con vida”, dijo Blanca Arcia Miranda, promesante de la Inmaculada Concepción de María.
Doña Blanca, se ha caracterizado como una mujer fuerte, con muchas ganas de vivir y muy dispuesta a cumplir todas sus obligaciones para con la Madre de Dios. Con todos sus 69 años encima, tiene una inmensa creatividad, la cual explota al comercializar helados de frutas exóticas, Hielos con formas de corazón y algunas figuras geométricas.
Los domingos considerado día de descanso, se levanta cada mañana con mucha energía, en busca de verduras y huesos para su infaltable venta de sopa. Todas estas actividades le generan el ingreso necesario para celebrar la purísima.
Patrona de Nicaragua
Según documentación de la Revista Momotombo, la celebración de “La Gritería” se inició hasta en 1857 en la ciudad de León. Esta es una fiesta religiosa y folklórica, la cual se celebra en toda Nicaragua.
Según la tradición, en la víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción, familiares y amigos acostumbraban visitar las casas donde se estaban preparando altares para la fiesta de la Inmaculada Concepción.
Los cantos han sido, son y serán siempre los mismos que se cantaban antes. Los nicaragüenses se los saben de memoria y corean los versos de “Pues Concebida”, “Tu Gloria, Tu Gloria”, “Por eso el Cristianismo”, Oh Virgen de Concepción”, “Salve Virgen Bella”, “Salve, Salve Cantando a María” , “Dulces Himnos”, y la tradicional “Toda Hermosa Eres María”, que termina con el “Alabado”.
Ésta tradición tuvo inicios en los años 60 cuando un señor llamado Don Lorenzo de Cepeda, quien viajaba hacia Perú. Tras una depresión tropical, tuvo que hacer escala en el húmedo Puerto de la Posesión, conocido como El Realejo.
Don Lorenzo de Cepeda era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen de Concepción. Tenía una hermana que era monja carmelita, a quien hoy se le conoce como Santa Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia. En El Realejo Don Lorenzo de Cepeda se vio forzado a viajar al El Viejo, buscando mejor clima y como era muy devoto de la Virgen, se la llevó con él y la depositó en la Parroquia por seguridad.
Los habitantes de El Viejo, indios y mestizos, fueron atraídos por la belleza de la imagen, y llegaban a la Parroquia a admirar a la “Niña Blanca”. Esta pronto adquirió prestigio de milagrosa, pero Don Lorenzo tenía que partir y a pesar de las protestas y ruegos, empacó su bella imagen y se fue a El Realejo para inducir rumbo a Perú.
En el camino a barco, vino una tormenta y el velero tuvo que regresar al puerto nicaragüense para evitar un naufragio. De nuevo Don Lorenzo se fue a El Viejo, cargando la sagrada estatua de la Virgen de la Concepción. El pueblo entero se inclinó fervoroso a venerar a la Virgen y todos interpretaron “que la Virgen no quiere irse de El Viejo, la Inmaculada Concepción quiere quedarse”. Don Lorenzo se vio comprometido y tuvo que donar la imagen al pueblo de El Viejo y partió hacia su destino original, Perú.
La devoción a la Inmaculada Concepción creció enormemente y hoy es venerada en un bellísimo altar de madera y la fiesta de la Purísima Inmaculada Concepción de El Viejo, patrona de Nicaragua es celebrada con gran solemnidad.
Doña Blanca divide los que haceres para terminar a tiempo y poder tener todo listo y dar apertura a la gritería, la bendición de tener una docena de sobrinos a su disposición es bastante ventajosa porque a cada uno le asigna una actividad para acelerar el proceso.
A las 6 de la mañana están todos despiertos dispuestos a, empacar los paquetes, limpiar, cocinar, regar, ir a comprar la pólvora que es algo muy importante ya que le da alegría a las purísimas.
A las 12 del mediodía, con música tradicional de la purísima y mucho entusiasmo llega la hora de preparar el altar vistosamente decorado con arreglos florales, chimbombas azul y blanco, luces de colores y una pequeña imagen de la Virgen María.
Listo y Colorido queda el altar de Doña Blanca, todos esperan con alegría a que el reloj marque las 6:00 pm para que muchos devotos salgan a las calles a “gritarle” a la virgen, que consiste en hacer cánticos breves a capela, o a veces acompañándose de algún instrumento. Mientras afuera, algunos miembros de la familia se encargan de explotar cohetes o “cargas cerradas” de pólvora que aportan mucho a la bulliciosa celebración.
De manera ordenada reparten los paquetes, las panas tradicionales y todo lo que está determinado para el brindis de la celebración, por igual les reparten a todos, no hay ninguna discriminación alguna porque para Doña Blanca todos somos hijos de María. Al finalizar la celebración la promesante ayuda totalmente satisfecha por haber cumplido una vez más su meta que con fervor y devoción realiza. Siempre le da gracias a Dios y a María por haberle permitido un año más de vida para celebrar la fiesta Mariana.