La Visión de una Campeona
Estudiante ciega lucha para ser cronista deportivo
–El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños– Eleanor Roosevelt.
Los sueños pueden ser inalcanzables para muchos, divertidos, grandes e inspiradores, pero Ruth Zamora los llama “locos”.
Zamora es una estudiante no vidente de periodismo de la Universidad de Managua (UdeM), y aspira ser una reconocida narradora. “Estoy loquísima, soy mujer y sueño con ser cronista deportiva, tres cosas que me definen, que me caracterizan”, dice Zamora.
En un mundo liderado en su mayoría por hombres, esta joven espera incursionar de manera profesional como narradora, algo que sin dudas representa un reto tanto para ella, como para su familia, compañeros y amigos. Su inmenso amor al deporte es el motor que la impulsa a tener este proyecto personal.
“Que si aún no hay mujeres que se dediquen a esto, pues yo sería la primera cronista nicaragüense no vidente”, dice Zamora. Desde muy pequeña creció escuchando a muchos locutores que para ella se volvieron íconos en su vida.
“Se volvieron mis amigos”, explica la estudiante. “Cuando estaba aburrida, encendía la radio para escucharlos.” Aminta Ramírez fue una inspiración para Zamora, por la forma de locutar, su carisma y energía para hablar frente al micrófono y transmitirlo a la audiencia.
Tiempo después por parte de Alberto Zamora, su padre, conoció un mundo totalmente desconocido para ella, sin saber que más tarde se convertiría en uno de sus anhelos más grandes en la vida: El deporte.
“Mi papá me explicaba lo que es la crónica deportiva, también sobre algunas reglas del béisbol, del boxeo, entre otros, y poco a poco me fue gustando. Hasta que un día dije: Quiero ser cronista.”, relata Zamora.
Zamora recibió clases en el Colegio Especial Melania Morales donde se preparó toda su primaria. Ahí aprendió educación integral como el sistema braille, movilidad, y todo lo que una persona no vidente requiere para su vida personal y su desarrollo.
Su secundaria representó su primer reto, pues a los 12 años de edad empezó sus estudios en el Colegio Bautista Belén, que “fue un cambio rotundo”, dice Zamora.
La adaptación a este nuevo sitio le llevó mucho tiempo ya que no le ofrecía las mismas condiciones a las cuales había aprendido desde su niñez.
Con el tiempo sus profesores adaptan las clases, ella logró incorporarse al nuevo sitio donde se encontraba. “Conocí amigos también, fui desarrollándome como una persona totalmente normal”, dice la estudiante.
Desde pequeña ella ha tenido que enfrentarse a muchos retos y limitaciones. Pero nada la ha detenido para lograr sus sueños. Es una persona de las que piensa que en la vida se consigue todo, todo si luchas por ellos.
“Mi primer miedo al llegar a la UdeM era que me discriminaran, que no me aceptaran por que no veo”, relata nuestra campeona.
El apoyo de los profesores y compañeros de clases fue fundamental para que Zamora se adaptara a la universidad y persiguiera sus sueños.
Todo inicia desde el núcleo familiar como lo menciona la joven: “Mi mamá, mi papá, mis hermanos, son mi súper teens. Ellos me han apoyado y ayudado en todo. Mi hermano se ha convertido en mis ojos.”
“Soñar y trabajar día a día es la clave para alcanzar lo que nos proponemos, no importa llorar en el camino. Y si pensamientos recorren tu mente diciendo que no vas a poder, ¿por qué no? Con empeño, esfuerzo y sobre todo dedicación sí se puede”, dice Ruth Zamora.
¿Discapacidad? Ruth no es la única
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la discapacidad afecta entre un 10 y un 13% de la población mundial. Así como Ruth, hay muchas personas que presentan algún tipo de discapacidad en Nicaragua.
Conforme a las últimas cifras oficiales recogidas a través de la Encuesta de Nutrición, Desarrollo Infantil y Salud (ENDIS), 461.000 personas mayores de 6 años viven con alguna capacidad diferente. Lo cual representa una prevalencia del 10.3%, en el caso de las mujeres y de un 9.1% para los hombres.
La discapacidad en los últimos años ha alcanzado una mayor atención, desde las instituciones gubernamentales, la sociedad y las organizaciones no gubernamentales, logrando así un mayor espacio de participación y cumplimiento con sus derechos como ciudadanos.
Como lo es la ley 763 (Ley de los derechos de las personas con discapacidad) que reconoce el derecho al empleo, a la no discriminación, la igualdad entre hombres y mujeres, como también la igualdad de oportunidades, el pleno ejercicio de los derechos civiles, políticos, sociales, económicos, culturales, laborales y de familia, entre otros.
El 44% de las personas con discapacidad son analfabetas. Ruth es parte del otro 56%, y que en la actualidad ve sus limitaciones como inspiración para tomar fuerzas y seguir luchando hasta verse convertida en una cronista deportiva.
Esta campeona es una deportista destacada en su gremio: Ha ganado varias medallas que la distinguen como tal, desde muy joven practica Goalball, deporte sólo para no videntes y de los cuales asiste a sus torneos anuales.
El Goalball es una competencia que se practica en más de 100 países. Esta disciplina es practicada por atletas con discapacidad visual utilizando una pelota con campanillas en el interior. La institución que regula a este deporte es la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSF).
Los atletas deben utilizar antifaces protectores en el campo de juego para que los jugadores que poseen distintos niveles de visión puedan competir juntos. La pelota cruza la cancha y los jugadores deben bloquearla con todo su cuerpo para que no atraviese la línea de gol.
En un día normal de Zamora, se miran muchas cosas antes de empezarlo, y es que ella es muy organizada: Desde la noche anterior deja todo preparado para no tener inconvenientes a la hora de irse a la universidad. Su bastón en su sitio, su máquina Braille, grabadora, ropa y zapatos muy limpios.
Asistir a la UdeM, eso no existe, para Zamora es una necesidad imperiosa asistir a diario a la universidad. “Mi vida lejos de ahí, no sería vida”, dice la estudiante, pues mira en su entorno universitario el trampolín que la lanzará hacia su sueño mayor.
Incluso Zamora tiene su espacio radial en la emisora de la UdeM: Su programa se llama Generación Apasionada. Sus transmisiones son tres veces a la semana por las tardes, en las cuales se discute sobre temas variados, entre social, coyuntural, de la misma alma mater entre otros. Ella piensa que esta práctica radial la motiva mas a seguir con sus objetivos de llegar a la tan anhelada meta como una locutora deportiva.
Siente mucha motivación de parte de sus maestros, como de sus compañeros, quienes le dan espacio en donde siente más poder de expresión y donde ella está enfocada. Dice que no existen vestigios de discriminación, por tal razón es que tiene optimismo en llegar donde tiene proyectado trascender.