Ballet, la lengua oculta del alma

Daniela Aguirre, Francis Aragón

Amanda Cobb

"Yo, la música y el ballet"

Son las seis de la tarde, cae un torrencial aguacero, pero ni eso amilana el fuerte tráfico en la carretera. No se puede escoger que suena más fuerte, si el agua golpeando el pavimento, las bocinas de los autos o los primeros  acordes del Cascanueces de Chaikovski que suenan en un pequeño estudio, lleno de niñas con  leotardos negros, medias blancas o rosadas bailando al ritmo de la mágica melodía.

En ese pequeño estudio, se respira años de dedicación y esfuerzo en niñas no mayores de 16 años que pueden ser un ejemplo a seguir para los demás, al hacer lo que les apasiona con tanto esmero, entre ellas se encuentra Amanda Celeste Cobb.

“Al bailar, siento que puedo expresarme sin que la gente me critique, es la manera en que puedo sacar todo aquello que me sofoca, mostrar mis sentimiento con mi cuerpo”.

Su pasión por el ballet inició a los 3 años de edad y desde entonces sabía que era lo que le encantaba hacer. Ahora con 15 años es bailarina profesional de la compañía Juvenil Attitude, cuenta en su haber con más de 5 obras. Ha sido galardonada en innumerables ocasiones en competencias internacionales de Ballet y es al mismo tiempo maestra de jazz y danza contemporánea.

“Desde el momento en que hice mi primer “Plié”, nunca deje de bailar y cada día me esfuerzo más. Entreno desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, son doce horas que no me arrepiento en dedicárselas al ballet”, agregó ella.

Amanda alcanzó un nuevo statu en el studio al ser seleccionada para la Compañía Juvenil Attitude y la oportunidad de competir a nivel internacional en diferentes disciplinas danzarías.

“La primera vez que competimos, fue duro pero a la vez nos enseñó mucho. Cuando yo veía a las otras chicas, yo me quedaba embobada y que aún me hacía falta aprender un montón.

En cierta forma me desmorone un poco, yo pensaba que no podía ser tan buena como ellas. Me sentía torpe y me propuse mejorar y aprender todo cuanto podía y lo demostré en la siguiente vez que competimos y ganamos. A partir de ese entonces hemos ganado y nos hemos superado”.

Todo cambió en los planes de Amanda cuando fue una de las 80 seleccionadas en obtener una beca para asistir al curso de verano de la Academia de Nueva York, Joffrey Ballet, una de las escuelas de más renombre en todo el mundo.

“En ese momento supe, que era buena (risas). No todo el mundo obtiene una oportunidad como esa y que me hayan escogido de entre miles de solicitudes alrededor del mundo, no tiene precio y no pienso desaprovecharla”.

Si  desde ya con sus 15 años, Amanda es considerada una promesa del ballet clásico, podríamos estar admirando a una futura estrella y leyenda en esta disciplina.

“En un futuro, me miro bailando, no importa donde sea, si aquí (Nicaragua) o en alguna otra parte del mundo, con tal que sea; yo, la música y el ballet”.

Surgimiento de la “Danza para Reyes”

Llamado “Danza para Reyes”, ya que en sus inicios, este arte solo estaba reservado para la corte real y se consideraba un privilegio presenciar las obras.

El ballet o danza clásica es un género dramático cuya acción es representada por medio de pantomimas y danzas. Es también el nombre específico dado a una forma concreta de danza y su técnica. Según las épocas, los países o las corrientes el espectáculo coreográfico puede incluir: danza, mímica, texto y música (de orquesta y coral), decorados y maquinaria.

El ballet nace en Italia en el siglo XV, como producto espléndido del arte del renacimiento. La Italia renacentista ofrece los primeros ballets y su composición se reduce a la ejecución sucesiva de bailes en ese entonces de moda, unidos entre sí o combinados. Un siglo más tarde a mediados del siglo XVI, el ballet pasa a Francia con la boda de la princesa italiana Catalina de Médicis con el Rey de Francia.

En el siglo XVIII -la época del Rococó- continuó la primacía francesa, donde en 1713 se creó la Escuela de Ballet de la Ópera de París, la primera academia de danza. Raoul-Auger Feuillet creó en 1700 un sistema de notación de danza, para poder transcribir por escrito la diversa variedad de pasos de danza.

Se empezaron a escribir obras musicales solo para ballet, destacando Jean-Philippe Rameau, creador de la ópera-ballet.

Su influencia paso a los países vecinos, entre ellos España, donde se representan farsas musicales. En Inglaterra una modalidad de este mismo se denominaba Mascaras Cortesanas.

El triunfo definitivo del ballet se dio en el siglo XIX cuando e comenzó a considerar como una pintura de las pasiones interpretadas por la danza en acción y el coreodrama con lo que se relacionó con el romanticismo. Con el coreodrama se buscaba la expresión en la belleza plástica, tanto en las figuras individuales en tanto en los grupos separados.

Surgió el clásico vestuario de ballet (el tutú), aparecido por vez primera en el Ballet de las Monjas de Robert le Diable (1831), de Giacomo Meyerbeer. Se empezó a componer música puramente para ballet, destacando Coppélia (1870), de Léo Delibes.

A mediados del siglo XIX, en cuanto a creación e innovación paso de las cortes de Paris a San Petersburgo, donde el Ballet Imperial alcanzó cotas de gran brillantez. La figura principal en la conformación del ballet ruso fue Marius Petipa, que introdujo un tipo de coreografía narrativa donde es la propia danza la que cuenta la historia. Hizo ballets más largos, de hasta cinco actos, convirtiendo el ballet en un gran espectáculo, con deslumbrantes puestas en escena, destacando su colaboración con Piotr Chaikovski en tres obras excepcionales: La bella durmiente (1889), El cascanueces (1893) y El lago de los cisnes (1895).


Studio de Danza Attitude

Nicaragua cuenta con cientos de escuelas de danzas o studios que se especializan en ballet clásico y tienen en su haber, competencias y trofeos y una larga carrera en la docencia de esta disciplina, entre ellas esta Studio Attitude.

Danza Studio Attitude abrió sus puertas en junio 2007, para incursionar con la experiencia de trabajar con niños y en el transcurso del tiempo se extendió para jóvenes y adultos, en la misma área del ballet clásico.

Conforme se fue consolidando, se abrieron otros géneros de la danza como: jazz, danza contemporánea, acrobacia, gimnasia artística, folklore, danzas de carácter, clases de actuación y preparación física.

“El objetivo, era que nuestras alumnas tuvieran más conocimientos de otros géneros y mejor preparadas en cuanto a nivel técnico artístico, sin salirnos de nuestra especialidad que es el ballet”, dijo Anabell Zamora Santamaría, directora y profesora del studio.

Por el desempeño, dedicación y logros de sus alumnos han sido invitados a festivales nacionales como internacionales en:

  • Gala Internacional de Ballet en Nicaragua por  años consecutivos.
  • Obras montadas por el maestro Elving Vanegas en la sala mayor del Teatro Nacional Rubén Darío.
  • Festival Internacional de danza “FESTIDANZA” en el Salvador.
  • Celebración Internacional de Danza en Costa Rica.

La Compañía Juvenil Attitude está conformada por bailarinas profesionales, que a pesar de ser tan jóvenes se les puede describir en cuatro palabras, disciplinadas, gráciles, delicadas y finas y eso solo lo lograron con gran esfuerzo y pasión por lo que hacen.

Lo que más destaca a este studio es su participación en competencias nacionales e internacionales de ballet, teniendo 9 medallas de oro, plata y bronce en diferentes competencias en todo el continente americano así como becas para estudiar en las escuelas más prestigiosas de ballet en las Vegas, New York e Italia.

Ballet: Arte y Disciplina

“El ballet es difícil, pero es deber de una bailarina hacerlo ver fácil”

El ballet, conocido como una forma de arte laboriosa, necesita de mucho tiempo para la construcción del movimiento según los patrones académicos y su estudio requiere de una escala de factores en concordancia con las etapas de evolución del estudiante, sus facultades físicas y capacidades intelectuales. En definitiva, además de unas cualidades singulares, se necesita trabajo regular y constante.

Para convertirse en un bailarín profesional los requisitos suelen ser bastante desmoralizadores para algunos. De hecho, el ballet es una disciplina compleja que requiere de ciertas aptitudes físicas e intelectuales que mucha gente no posee.

Quien más puede explicar sobre el ballet y responder preguntas que se hacen regularmente sobre esta disciplina que los propios bailarines y maestros.

¿Qué aptitudes física deben de tener los bailarines de ballet?

Exige muchos años de preparación en forma y técnica. El vestuario propio son los leotardos y las mallas, con una falda opcional (tutú). Las bailarinas usan zapatillas de media-punta hasta que sus huesos sean lo suficientemente fuertes y estén entrenados para usar y soportar las zapatillas de punta; los bailarines solo utilizan zapatillas de media-punta y en escasas ocasiones de punta para trabajar huesos de los pies como el empeine. Los huesos de los tobillos y de los pies deben ser lo suficientemente fuertes para ir en pointe (en punta).

“En principio, el modelo antropométrico (tamaño especifico) es muy particular, ya que la exigencia de la delgadez y las líneas exclusivamente estilizadas y longuilíneas se imponen”, expuso el maestro Elving Vanegas.

“Ser dedicado a la actividad y a su intensidad de trabajo, ya que, estos factores intervienen directamente enfatizando esas características físicas y estéticas”. Explico Isidro Sequeira, profesor de ballet clásico.

“Tener unas caderas muy anchas, o un elevado porcentaje de grasa corporal impide totalmente el avance en la disciplina, o su exclusión. Las características biológicas, la composición y dimensión corporal resultan definitorias para el movimiento, más allá de la práctica”, aseguró Nelson Mena, profesor de ballet.

“Debe saber dominar su coordinación y el control de su cuerpo, poseer una gran inclinación musical y orientación espacial, y sobre todo, tener un gran desempeño artístico y la capacidad de soportar la presión”, argumentó Anabell Zamora, profesora de ballet.

¿Qué es el ballet?

Fernanda de 15 años considera que el ballet es un arte, una distracción, es pura diversión para ella. Inició sus estudios a la edad de 7 años por la curiosidad de hacer lo que hacían en la televisión esas bailarinas refinadas y sabía que ella quería ser una.

Por otro lado, Andrea con 13 de edad inició en el mundo del ballet como un homenaje a su abuelita pero que rápidamente se convirtió en lo único que le encanta hacer.

“Lo que me atrajo del ballet fue la música y cuando comprendí que con esa música podía hacer arte con mi cuerpo y que es súper difícil pero yo como bailarina lo que tengo hacer ver súper fácil. Adoro cuando bailo pero es tan exhausto y complicado técnicamente”, dijo Isadora de 16 quien inició a la edad de 7 años.

David de 19 años de edad, asegura que el ballet es un baile hermoso, es una manera de relajarse a la vez de que permite expresar sentimientos, es una danza que complementa.

Como bailarín profesional y adolescente ¿Qué es lo más difícil del ballet?

Amanda: Hacerlo mirarse fácil. Sacrifico mi tiempo por el ballet, es difícil escoger pero yo siempre lo escogeré, porque te hace superarte.

Andrea: “Venir todos los días, es un hobby y mi pasión y no lo puedo dejar de hacer y esta el conseguir un balance entre la escuela, comer bien y el ballet”.

Isadora: “Es difícil bailar e ir a la escuela; practicar y ser buena alumna. Es duro concentrarse en varias cosas a la vez. La rutina me mata, acostarme tarde, levantarme temprano, ir a la escuela, venir a practicar varias rutina y al día siguiente empezar de nuevo”.

David: “Balancear el ballet con el estudio. Iniciar en este baile es difícil, más que todo es el adaptarse. Adaptar tu cuerpo a poses incomodas, estar estirado, mantener la tensión”.

Fernanda: “El tiempo, además de que estudio tengo que sacar tiempo para venir al studio directamente y a veces me choca ambos lugares. Y no puedo salir con mis amigos, pasear o comer lo que yo quiera”.

¿Qué sientes cuando bailas?

Isadora: “Felicidad, es como expresar lo que no puedes decir con palabras”.

Fernanda: “Emoción, diversión y nervios. Me encanta lo que hago y una vez que comienzo a bailar olvido que hay muchas personas observándome y solo esto yo y la música”.

Maria del Mar: “Es como entrar en un estado de éxtasis, siento la adrenalina por todo mi cuerpo, es como que estoy flotando, cuando bailo tengo una sensación de que todo lo puedo”.

Fernando: “Que soy invencible, que puedo hacer lo que quiera, es una de las curiosidades del ballet te convierte en versátil, hace que te adaptes a todo tipo de baile, y me hace sentir orgulloso”.

No es solo un tipo de danza, es un estilo de vida, una pasión y un don, con el cual se nace. Esa forma de transmitir los sentimientos a los demás con solo los movimientos fluidos y delicados del cuerpo; hace al ballet, la lengua oculta del alma.

Ballet, la lengua oculta del alma
  1. Amanda Cobb
  2. Surgimiento de la “Danza para Reyes”
  3. Studio de Danza Attitude
  4. Ballet: Arte y Disciplina